Madre de alumno
Virginia regresa a su casa, resplandeciente de alegría, en autobús. Piensa en lo extraños que han sido los dos últimos días.
El viernes recibió la visita de un abogado comunicándole que había heredado una casa.
Tomó el autobús y llegó al pueblo anocheciendo. La casa parecía sacada de la imaginación de Edgar Allan Poe.
Muy temprano abrió todas las ventanas y se fue a desayunar. Regresó al mediodía y mágicamente el sol inundó la casa. Estaba completamente adornada con frescos espectaculares como en la Capilla Sixtina.
Decidió, embriagada de arte, trasladar allí su estudio de pintura.
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