Después de disfrutar un día en la playa con mis primos, decidí preguntarle a mi padre si podíamos dar una vuelta con la moto de agua, y el contestó que sí. Yo, ilusionada, corriendo me puse el chaleco salvavidas y me monté en la moto. Mi padre me dejó conducirla un ratito y sin pensarlo dos veces aceleré y me fui en dirección a los viveros que hay cerca de Málaga. Allí apagamos el motor y vimos unos delfines que se dirigian hacia nosotros, los tocamos y lo pasamos muy bien.
Es un hecho real.
(95 palabras)
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